Cocinar, preparar las loncheras, limpiar la casa, ir a trabajar, hacer las compras y regresar a casa para cuidar a los niños es la rutina diaria de muchas mujeres en el Perú. Mientras que, para los hombres, en la mayoría de los casos, la lista de tareas es más reducida. Si bien, actualmente se habla más de la equidad de género y la importancia de la participación de las mujeres en la esfera pública, aún se le atribuyen las funciones de cuidado y tareas domésticas.
Autora: Adriana Velásquez
En el último reporte estadístico, basado en los resultados del estudio sobre “Familia y Roles de género” elaborado por Pulso PUCP, se evidencia que si bien hay un discurso más equitativo sobre la participación de las mujeres en el mundo laboral y la esfera pública, en la práctica siguen existiendo brechas de género en el ámbito doméstico. El estudio realizado señala que las mujeres encuestadas indican ser las encargadas, siempre o habitualmente, de lavar la ropa en un 64.3%, de realizar la limpieza en un 52.4% y del cuidado de miembros de la familia enfermos en un 47.9%. Asimismo, el 25.1% de las y los encuestados indican estar de acuerdo con que el deber del hombre es generar ingresos y el de la mujer cuidar su casa y familia.
Para comprender más sobre la división sexual del trabajo conversamos con la Dra. Beatrice Avolio, profesora principal de CENTRUM PUCP y fundadora del Centro de la Mujer de la misma institución. La especialista explica este término como “una división de labores, donde el rol femenino está ligado a las labores domésticas, mientras que los roles masculinos están vinculados con actividades usualmente remuneradas”.
Pero, ¿de dónde surge esta división? Beatrice explica que estos roles son aprendidos y transmitidos en los propios hogares a través de generaciones, principalmente, por un tema cultural. “Hombres y mujeres lo vamos transmitiendo por medio de nuestras acciones y nuestros sesgos inconscientes. De ahí la importancia de poder reconocer estos sesgos para poder modificarlos”, sostiene.
La Dra. Avolio destaca la importancia de evidenciar la división de labores y roles de género a través del uso del tiempo. Nos comenta acerca de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social en 2010. Los resultados de esta encuesta revelaron que las mujeres peruanas dedicaban, en promedio, el 52% de su tiempo a labores productivas no remuneradas, a comparación de los hombres, quienes solo dedicaban el 24% de su tiempo a dichas actividades.
Si bien un estudio como este no se volvió a repetir, en 2020, CENTRUM PUCP publicó el informe técnico “Gestión y Distribución del Tiempo de las Mujeres y Hombres en el Perú” elaborado en base a una encuesta en Lima Metropolitana realizada con el apoyo de Pulso PUCP (ex Instituto de Opinión Pública). La Dra. Avolio, quien participó de esta investigación, explica que “una manera de organizar la distribución del tiempo fue hacer una división de actividades: en primer lugar, las actividades productivas remuneradas, en segundo, el trabajo productivo no remunerado, que es lo que llamamos trabajo del hogar; y tercero, las actividades personales. Entonces, encontramos que en comparación al 2010, la foto no ha cambiado. Las mujeres son principalmente responsables de la parte no remunerada, ellas dedican el 21.4% de su tiempo a las actividades domésticas y los hombres solo 11.1%.”
Respecto al tema generacional, Beatrice agrega: “Las jóvenes no están en mejor situación que las generaciones anteriores, han salido masivamente a incorporarse al mundo laboral, lo cual es positivo, sin embargo, la parte doméstica, se ha mantenido igual. Entonces, ¿qué significa esto? Están teniendo un sobredimensionamiento de su vida, donde la única manera de que todas estas actividades entren en 24 horas, es que empiecen a hacer cuatro cosas a la vez y eso inclusive es positivamente valorado, pero tiene un problema en el bienestar y en la salud mental”.
No obstante, ¿cómo afecta la doble jornada laboral al desarrollo profesional de las mujeres? “Los hombres acumulan más experiencia laboral que las mujeres porque obviamente tienen menos horas dedicadas al trabajo remunerado. Por más que quieras ser multitarea, hay un límite. Y la experiencia laboral tiene un efecto en los resultados porque significa aprendizaje. Es un efecto que se atribuye a la poca participación de mujeres en posiciones de liderazgo, porque llega un punto en el que dices “necesito algo de menor responsabilidad que me implique menos horas”. Sin duda, es una limitante”, responde.
Teniendo en consideración la doble carga de responsabilidad que tienen las mujeres en nuestro país, resulta relevante que las empresas e instituciones tomen acciones para mejorar este panorama. “La participación de mujeres en posiciones de mayor responsabilidad todavía es limitado. El tener un número alto de mujeres en posiciones de menor responsabilidad es menos importante que tener algunas mujeres en posiciones donde pueden tomar decisiones y promover cambios en las organizaciones. Entonces, los aspectos de diversidad y de equidad son fundamentales en las empresas para poder realmente aprovechar el talento de mujeres y hombres en las organizaciones”, resalta Beatrice.
Sobre las acciones a nivel gubernamental, la especialista indica que el Estado tiene un rol fundamental en reducir las brechas de género a través del acceso a salud, educación y oportunidades. De manera que, las mujeres no estén relegadas en todos los ámbitos y que tengan más oportunidades de poder tomar sus propias decisiones.
En este contexto, vale la pena nombrar algunas políticas que actualmente está implementando el Estado, a través del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), con el fin de que las actividades domésticas no sean solamente responsabilidad de las mujeres. Estas políticas se centran principalmente en:
Antes de concluir la conversación, la Dra. Beatrice nos comparte un dato revelador. “Las mujeres tienen la tasa de participación laboral más alta de toda latinoamericana y, si consideramos el período 2000 - 2019, el Perú es el segundo país en el mundo en donde ha habido mayor crecimiento de la tasa de participación femenina laboral. Significa que las mujeres han salido masivamente a trabajar en cientos de actividades, pero no ha habido un cambio en la división sexual del trabajo, entonces ahora las mujeres son encargadas de todo, se encargan de trabajar y también del hogar y sienten un alto nivel de expectativas. Esta masiva responsabilidad, si bien refleja cierto empoderamiento femenino, también puede terminar en un problema de salud mental tremendo”, concluye.